domingo, 10 de abril de 2011

Sexo


Una palabra que ha tardado siglos en adentrarse con naturalidad en la sociedad. Cuando esta  palabra es pronunciada la atención de la gente aumenta, ya sea por escándalo o simplemente el morbo de conocer que es lo que viene a continuación. Las expresiones de la gente cuando en una conversación normal se habla de ella, son mezcla de felicidad con vergüenza. Lógicamente no es una ley aplicada para todos pero si tuviésemos que hablar de porcentajes inexactos hablaríamos de un ochenta por ciento. De hecho gran parte de los que están leyendo estas palabras es por el título que lo encabeza.

El sexo está presente en nuestras vidas  y ya sea directa o indirectamente es algo que siempre ronda  nuestra cabeza. Una necesidad humana.

Para los que digan que no piensan en ello, ya esta lo subliminal y lo no tan subliminal para hacerse cargo. Publicidad cargada de erotismo. Ya  no es solo la ropa interior la que posee altas dosis de contenido sexual; marcas de vaqueros, fragancias, anuncios de muebles, chocolates...Todo es sexo.

Para los italianos incluso la política está impregnada de erotismo y su estilo de vida hace gala de ello. Los escándalos sexuales se cuentan por miles en  países como  Venezuela, en Italia, EEUU,etc...Además grandes personajes han estado envueltos en altercados en los que el  sexo era el principal protagonista.

Ya que en nuestras vidas el sexo es más común de lo que parece, hay que tratarlo con naturalidad y no forzar a veces los cultismos y las palabrerías llenas de vergüenza absurda. La naturalidad en el sexo es fundamental, tapujos, vergüenzas, cuchicheos, palabras entre mordidas que no salen de la boca y parecen que se agarran a la garganta, para una declaración de amor están bien pero para hablar de sexo lo único que necesitamos es claridad, eso sí, con una sobredosis de respeto.

Sin pelos en la lengua

Acabando con los prejuicios

A pesar de que vivimos en pleno siglo XXI y de que la libertad es la bandera de muchos hoy en día parece que todavía quedaba algún resquicio en la mente de los menos liberales entorno al sexo.  Es cierto que hace mucho tiempo que se superó el “virgen hasta el matrimonio” pero la plena igualdad aún no ha llegado a este ámbito.

Hablo de igualdad en cuanto a olvidar el rol del hombre adicto al sexo y la mujer que “se deja”. Hablo de igualdad en cuanto a que una mujer tenga que estar enamorada para tener sexo con un hombre y un hombre pueda hacerlo todos los fines de semana con desconocidas. Todos esos papeles que aún siguen instaurados en nuestro imaginario colectivo nos hacen ver que hay ocasiones en que las mujeres somos las primeras machistas y los hombres los primeros hipócritas.

No es un secreto que a la mujeres nos gusta tanto el sexo como a los hombres e incluso conozco casos (y no pocos) en los que el hombre es el más reacio a las actitudes liberales en la cama como la utilización de juguetes sexuales, por ejemplo. Pero es mucho más fácil seguir el rol de comedidas para evitar que nos miren con mala cara o piensen que somos unas salidas.

En cuanto a los hombres, ir de “superman” es una pose que tienen asumida y pocas son las veces que en una conversación de amigos o conocidos hacen comentarios como “pues hay días que mi chica quiere hacerlo y a mi no me apetece” porque eso sería asumir que son la excepción de la regla.

La realidad es que esa regla no existe. Ni los hombres son menos hombres por querer noches de besitos y caricias, ni las mujeres son unas “golfas” por querer innovar en la cama. Y todos estos prejuicios los hemos reforzado las mujeres en muchas ocasiones que somos las primeras que criticamos a quien cada noche está con uno y damos por hecho que los hombres siempre están “dispuestos”.

Dicho esto, defiendo claramente la libertad sexual, que cada uno esté con cuantos quiera (siempre que lo haga de forma segura y sin hacer daño a nadie) y sobre todo defiendo que dejemos a cada uno vivir la vida a su manera y respetemos las formas de cada uno de disfrutar del sexo. Este respeto debemos tenerlo hacia los demás y hacia nosotros mismos, sin sentirnos mal por ser liberales o incluso por no serlo. Porque la visión que cada uno tiene del sexo está condicionado por tantos factores, que nadie tiene la potestad de juzgar cómo cada uno quiere disfrutarlo.

Erotismo y literatura: Los Cien Golpes

En vergüenzasaparte hemos leído “Los cien golpes”. El título del libro no es la clave de su éxito. La que consiguió el salto a la fama fue su autora, Melissa Pallanero. La identidad de la escritora no se conoció hasta que cumplió la mayoría edad, antes de su 18 cumpleaños sólo se hablaba de su seudónimo, Melissa P. “Los cien golpes” no es un libro común, cuenta la historia del despertar sexual de una chica menor de edad. Lo llamativo de esta narración no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. Es un diario que no ahorra detalles de la práctica sexual de la protagonista, se nos muestra a una niña que pretende ser mujer aunque sigue buscando su príncipe azul. El libro fue considerado un escándalo cuando salió a la venta. Ha sido una obra bastante polémica y escabrosa, además de récord de ventas en Italia.

Melissa P.
Melissa , de 16 años, es una chica dulce, inocente y vulnerable, a punto de descubrirse a sí misma. Al igual que muchos adolescentes, tiene una relación tensa con sus padres, una madre vive en su propio mundo y un padre que se pasa la mayoría del tiempo fuera de casa. La protagonista comienza a dar sus primeros pasos en las relaciones sexuales, aunque no tiene el inicio que todas esperan y sueñan. Su humillante y brutal entrada en el mundo de los adultos termina con las ilusiones y esperanzas que tenía depositadas en el amor. Pero no se rinde y opta por el autoconocimiento, descubrir por ella misma. Sus experimentos la llevan a una espiral de depravación y sexo desenfrenado sin punto final. No consigue aumentar su conocimiento sobre el sexo sino conoce lo que es el dolor y la confusión. Algo la marcará de por vida y la llevará saber lo que realmente significa ser mujer.

La escritora escandalizó a una gran parte de la sociedad siciliana, una de las más conservadoras en Italia, al escribir abiertamente sobre temas como los orgasmos o la penetración. El libro no es común, usa un lenguaje muy poco característico de la narrativa si no es el género erótico. Es una obra completamente explícita, no deja nada en el tintero. Característica que lo diferencia de muchos de los libros dedicados a esta temática es la sencillez y sinceridad que Melissa utiliza para adentrarnos en su pequeño y nuevo mundo. En mi opinión es un libro duro, pero completo y entretenido.

De su adaptación cinematográfica no podemos decir lo mismo, la propia autora ya habló de que no era completamente fiel a la novela. En un intento por no rozar el porno y por acercarse más a la parte sentimental de la historia su director, Luca Guadagnino ha conseguido que una historia de alto voltaje se convierta en una película sin encanto.

No es que no recomendemos la historia, sino que animamos a leer el libro y a no decepcionarse con la película. A continuación un pequeño párrafo de la novela para dejaros con la miel en los labios.

“Desde pequeña, deambulando cándidamente desnuda por la casa, mi madre me ha habituado a observar el cuerpo femenino, por eso para mí no son un misterio las formas de una mujer adulta. Pero, como un bosque inextricable, el vello esconde el Secreto y lo oculta a los ojos. Muchas veces, siempre con mi imagen reflejada en el espejo, introduzco despacio un dedo y, mirándome a los ojos, me enfrento a un sentimiento de amor y de admiración por mí misma. El placer de mirarme es tan grande y tan fuerte que de pronto se vuelve un placer físico, que llega con un cosquilleo inicial y termina con un calor y un estremecimiento nuevos, que duran pocos instantes. Después viene la vergüenza.”

Erika Lust, rompiendo moldes

Erika Lust nació en Estocolmo en 1977 y se licenció en Ciencias políticas especializándose en feminismo, pero no continuó exactamente por esa rama, sino que, tras mudarse a Barcelona  hace ya once largos años, se ha convertido en una autentica revelación en el mundo de la pornografía.


Directora de cine, co-productora de Lust films  y escritora, Erika Lust ha sido la primera persona en hacer lo que nadie antes se había atrevido: Porno para mujeres. Sus películas tienen la magia necesaria para que todas nosotras podamos disfrutar de una cultura que se había centrado específicamente en el hombre, “en mis trabajos la mujer no es un objeto para el disfrute masculino. Está ahí para sentir su propio placer” asegura. 

Entre su filmografía  se encuentran títulos como The good girl, con el que ganó el premio al mejor cortometraje en el international erotic festival de Barcelona, Cinco historias para ellas o Love me like you hate me, todas ellas impregnadas de erotismo y hechas únicamente para las mujeres, una combinación completamente desconocida que empieza a despertar en pleno siglo XXI.

La polifacética artista es un soplo de aire fresco que ha aportado nuevas connotaciones a la pornografía tal y como la conocemos, algo que era totalmente necesario en un género en el que la mujer estaba relegada completamente a los deseos masculinos. Erika Lust se ha reinventado así misma, ha sido valiente y ha triunfado. Sin tapujos, sin censura, quitándole hierro al asunto y siendo auténtica.

Modernismo, arte, sexo, cine, literatura y feminismo. Porque ya se sabe lo que dicen renovarse o morir.